miércoles, 18 de febrero de 2015

Empanadillas (mini empanadas)

Empanadillas (mini empanadas)



No es ningún secreto que tengo una obsesión por hacer todo al horno. Por eso a la hora de hacer empanadillas lo que resultaba más complicado era encontrar una receta con la que, pese a hacerlas al horno, no quedasen secas.


Que la masa tuviese ese punto de materia grasa que las hace más gustosas y que no conseguimos jamás con la masa de empanadillas comprada (me refiero a la comprada aquí, en España). Con esta masa se consiguen unas empanadillas muy sabrosas sin necesidad de freír, lo que las hace ideales, por ejemplo, si las hacemos un día que vienen amigos a casa, porque no tenemos que pasarnos la velada junto a la sartén o la freidora y aparecer luego oliendo a frito. Además no son nada complicadas de hacer…
Ingredientes para 30 empanadillas:
500 g harina
2 cucharas pequeñas de sal
2 huevos + 1 yema para pintar
200 g de manteca de cerdo
8-10 cucharas grandes de agua templada
Preparación:
Pesamos todos los ingredientes, batimos un poco los huevos y simplemente unimos todo en un cuenco lo suficientemente grande. Una vez los ingredientes estén integrados, amasamos durante unos 6 ó 7 minutos. Dejamos reposar la masa, cubierta con un film transparente, en la nevera durante ½ hora. Ahora procedemos a estirarla, pero no toda de una vez, sino en pequeñas porciones, hasta dejarla lo más fina posible.




Cortamos los discos con un cortador de pastas redondo, del tamaño que queramos. A continuación rellenamos las empanadillas con lo que nos apetezca, en suficiente cantidad para que disfrutemos su sabor (no hay nada peor que morder una empanadilla y no saber de que está rellena porque el cocinero fue un poco tacaño y no encontramos más que aire), pero teniendo cuidado de no poner tanto relleno que no las podamos cerrar.
 
Para cerrarlas mojamos con agua y un pincel el borde del disco de masa y lo doblamos a la mitad. Entonces hay que asegurar la unión de la masa para que no se abra durante el horneado. Lo más fácil es utilizar un tenedor, como todo el mundo sabe. Pero os propongo plegar la masa sobre si misma, haciendo como un cordón, que queda mucho más bonito y sella mejor nuestras empanadillas. 

Por último las ponemos sobre una bandeja de horno con papel para hornear (así evitamos que se enganchen a la bandeja) y las pintamos con yema de huevo. Horneamos a 200º C hasta que tomen un bonito color dorado y las comemos calientes, que están más gustosas…
¿Qué? ¿Os parece que esta entrada queda incompleta? Claro, falta poner algún relleno, ¿no?. Por supuesto que podemos hacerlas de carne, de pollo, de jamón y queso, de maíz, de cebolla… pero por poneros algo completamente diferente os propongo hornear unos 300 g calabaza troceada. Picamos una cebolla y la pochamos suavemente a la sartén con aceite de oliva.
Cuando esté transparente añadimos a la misma sartén 1 cuchara pequeña de jengibre fresco rallado y otra de miel y removemos. Añadimos la calabaza y una lata de maíz bien escurrida. Salpimentamos y añadimos una pizca de cayena y otra de canela. Y tras dejarlo enfriar, tenemos un relleno diferente y sabroso para nuestras empanadillas. ¿Mejor así?
 
 
 
 
 
 
 

Tarteletas de limón o mini pie de limon (mini lemon pie)

Tarteletas de limón (mini lemon pie)



No es que sea una receta muy novedosa, de hecho, recuerdo a mi abuela haciendo el “Lemon pie”. Pero es que además de ser un dulce delicioso, en mi casa tengo un auténtico fan del limón, y como ayer fue el día del padre, era casi obligado obsequiarle con algo de su gusto.

Hechas así, en pequeñas tarteletas individuales resultan además más vistosas y más fáciles de servir. El único elemento extra que hace falta para hacerlas de esta manera son unos moldes para tarteletas… y claro, el soplete… ya me han comentado (verbalmente, porque al parecer dejar un comentario en el blog resulta complicado para más de un@) que no todo el mundo tiene soplete…

... cierto… recuerdo a mi abuela poniendo su Lemon pie en el horno con el gratinador a tope, pero hay que tener un gran dominio del tema para que no se caliente toda la tarta y se deshaga como un helado al sol. A falta de soplete, lo más apropiado es un quemador de crema catalana, de esos antiguos de hierro. Pero ¿cuánta gente tiene aún uno de esos? Además en la mayoría de tiendas especializadas los sopletes tienen un precio muy razonable… y sirven para mucho más que para quemar nuestros postres. Como última opción, no queméis el merengue, también puede quedar bonito completamente blanco.
En fin, la receta de hoy es para 6 tarteletas (porque solo tengo 6 moldes, ejem!), pero también puede hacerse para un molde de tartas normal con las mismas cantidades (o sea que ya es bastante…).
Para la masa base o masa sucreé utilizamos la misma receta que para el “Puits d’amour” y procedemos de la misma manera para elaborarla. Guardamos las claras para utilizarlas para el merengue. Dividimos la masa en 6 partes iguales y forramos los moldes con muuuuuucho cariño. Pinchamos la masa y le ponemos un peso (igual que en la receta original) y horneamos a 180º C pero durante menos tiempo (unos 10 o 12 minutos), ya que son más pequeñas. El resto de la receta incluye una crema de limón y el merengue italiano:
Ingredientes para la crema de limón
115 g de azúcar
75 g de mantequilla
100 ml de zumo de limón
Ralladura de ½ limón
2 huevos
Ingredientes para el merengue italiano
2 claras a temperatura ambiente (las que nos quedaron de hacer la masa)
120 g  + 20 g de azúcar
40 ml de agua
3 o 4 gotas de zumo de limón
Preparación:
Comenzamos con la crema de limón, para lo que ponemos todos los ingredientes juntos al baño María y removemos constantemente hasta que veamos espesar la preparación. En caliente no es que espese mucho, lo que notamos es que “napa” la cuchara, o lo que es lo mismo, al pasar el dedo por la cuchara deja señal, queda la marca del dedo. Colamos la crema y la dejamos enfriar un poco mientras preparamos el merengue italiano.
Para ello ponemos en un cazo al fuego los 120 g de azúcar con el agua y cuando alcancen los 100º C (cuando rompa el hervor, que mi abuela lo hacía sin termómetro… y yo también) comenzamos a batir las claras a punto de nieve. Una vez montadas les agregamos los 20 g de azúcar restantes y continuamos batiendo. El almíbar estará listo una vez llegue a los 120º C o lo que es lo mismo, alcance el punto de bola (al mojar un tenedor en el almíbar y ponerlo en agua fría, se forma una bola de azúcar en cada punta del tenedor). Entonces lo agregamos poco a poco, con mucho cuidado, en forma de hilo, sobre las claras, sin dejar de batirlas. Una vez lo hayamos añadido todo, continuamos batiendo durante 5 minutos más y agregamos unas gotas de zumo de limón para que quede más blanco.
Y solo queda montarlo: llenamos las bases de masa sucreé ya frías con la crema de limón y cubrimos con el merengue. Quemamos con el soplete (aishhhh!!!!!) y listo. ¡Buen provecho!
 

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